EXPEDIENTE 4
“FOO-FIGHTERS”: EL ENIGMA DE LOS “CAZAS DE FUEGO”
Miguel
Pedrero
Durante la II
Guerra Mundial se recogieron numerosos testimonios sobre la presencia de bolas
luminosas de aproximadamente medio metro de diámetro, que acosaban a los
pilotos mientras realizaban sus misiones. Estas esferas fueron bautizadas por
los aliados como “foo-fighters”, término que podría traducirse por “cazas de
fuego”. Sin embargo, estos misteriosos objetos voladores siguieron viéndose
durante las siguientes décadas en los cielos de todo el mundo. En el presente
capítulo ofrezco los casos más impactantes sobre este fenómeno que he podido
investigar en España: desde “foo-fighters” que entran en viviendas a incidentes
de este tipo que provocan efectos físicos en los testigos, pasando por sucesos
que nada tendrían que envidiar a una buena novela de ciencia-ficción.
Más
complejo e interesante es el caso en el que me centraré a continuación. Tuve la
oportunidad de entrevistar a sus protagonistas en Zaragoza gracias a la labor
de los investigadores maños Víctor Martínez y Carlos Ollés, este último
presidente de la SIPE (Sociedad de Investigaciones Parapsicológicas y
Exobiológicas), asociación sin ánimo de lucro centrada en la investigación de
sucesos paranormales y ufológicos. Ellos ya habían estudiado previamente el
caso, de modo que me facilitaron enormemente las cosas. Un domingo de octubre
de 2011, los investigadores Carlos Ollés, Marcelino Requejo, Carlos Fernández, Javier
García Blanco y quien escribe nos presentamos en el domicilio de los testigos,
un joven matrimonio con un hijo de corta edad. Allí, en el salón de la casa, F.
A. nos narró la primera de sus experiencias OVNI, pues en la segunda compartió
protagonismo con su esposa. Pero vayamos por partes.
El
7 de diciembre de 2006, a las 18:35 horas, F. A. salió de su trabajo en una
nave industrial. Enseguida enfiló su automóvil hacia la autovía Z-40 en
dirección a Castellón, para dirigirse a su domicilio en la ciudad de Zaragoza.
Pasados unos minutos, divisó a su izquierda una luz blanca, en cuyo interior
destacaba un color rojo intenso que palpitaba. Sobrepasó el desvío hacia la
Avenida de Gómez Laguna y se dio cuenta de que la luz ya no era visible. Sin
embargo, en ese preciso instante se formo una espesa niebla, dentro de la cual
distinguió cuatro luces intermitentes dispuestas en posición horizontal y de
colores rojo y azul. Las mismas, que se encontraban sólo a unos diez o doce
metros de su coche, descendieron hasta situarse a unos dos metros de la
carretera. Nuestro protagonista se vio obligado a pisar el freno y dar un
rápido volantazo para esquivar a los No Identificados, lo que provocó que
perdiera el control del vehículo durante unos instantes, aunque finalmente
consiguió estabilizarlo.
Una
vez repuesto del susto, comprobó que las luces habían desparecido. Pero, de
repente, a su derecha, se encontró con una nueva sorpresa: un objeto circular
de unos veinte metros de diámetro, estático a unos quince del suelo. Su
contorno estaba formado por luces de menor tamaño también circulares y de
distintas tonalidades, y en su interior, muy luminoso, parecía que “algo”
fluctuaba. Pasó a unos dos metros bajo la vertical del OVNI, a escasa
velocidad, y acabó perdiéndolo de vista. Como en muchos otros casos de
encuentros cercanos con OVNIs, F. A. aseguró que notó una extraña sensación
durante el avistamiento, “como si todo, la realidad que me rodeaba, se hubiera
detenido”.
Un caso
extraordinario
Sin
embargo, no es por dicha experiencia que traemos a F. A. a estas líneas, sino
por el siguiente incidente OVNI que protagonizó, en esa ocasión en compañía de
su esposa. Si me he detenido en el caso narrado anteriormente, es porque
posiblemente guarde relación con el que desgranaremos a continuación. Calma, ya
entenderán. Cedamos la palabra, por tanto, a F. A. Su esposa, presente durante
la entrevista, ratificó punto por punto lo contado por nuestro informante. Así
habló:
Esto
ocurrió el 20 de julio de 2007 en un vuelo de la Compañía Air Europa. Después
de pasar unos días en Egipto, regresábamos a España. El vuelo partía de El
Cairo a las once de la noche hora egipcia y aterrizaba en Barcelona. Nos tocó
casi al final del avión, en la fila de la izquierda. Cada fila constaba de tres
asientos. Mi mujer ocupaba el de la ventanilla, yo el del centro y a mi derecha
había una señora. A los quince o veinte minutos de despegar, mi mujer se
levantó para ir al servicio, y yo ocupé el asiento de la ventanilla. Cuando
ella volvió, se acomodó en el del medio y así nos quedamos.
Al
poco rato, veo por la ventanilla una luz blanca bastante grande, y a la
izquierda de ésta, otra más pequeña también blanca, pero con un punto rojo en
el centro. Me sorprendió mucho porque era igual a la primera luz que vi cuando
tuve el avistamiento mientras circulaba por la Z-40. Eso me puso sobre aviso,
sin embargo no dije absolutamente nada. Fue mi esposa la que me comentó: “¿Te
has fijado en eso?”. Yo le respondí que sí y, en ese momento, la luz blanca
grande desapareció y se quedó la otra, la del punto rojo en el centro. Entonces
yo dije algo así como “parece un OVNI”, y justo cuando pronuncié la palabra
“OVNI”, la luz se empezó a mover haciendo círculos y en zigzag.
Entonces
se dividió en dos o una salió de la otra, no sé. Ambas eran iguales: blancas
con el punto rojo en el centro. De pronto, vi que se iban acercando al avión,
haciéndose más grandes, y nos empezamos a poner nerviosos. Creo que nadie más
veía nada porque ya habían apagado las luces y todos los pasajeros estaban
durmiendo o descansando. Lo raro es que durante bastantes minutos no perdimos
las luces de vista. Y eso es muy extraño, porque el campo de visión que
teníamos a través de la ventanilla era bastante reducido. Parecía que esos dos
objetos querían que los contempláramos. Cuando estaban bastante próximos,
desaparecieron y volvieron a aparecer todavía más cerca, y así varias veces,
siempre alternando los colores blanco y rojo.
Entonces
se me ocurrió filmar los OVNIs. Encendí mi teléfono móvil, lo pegué a la
ventanilla y lo puse en modo grabación de vídeo. Nada más activar dicha
función, el teléfono, no me preguntes por qué, comenzó a temblar, y el cursor
de abajo, que avanza a medida que pasa el tiempo de grabación, dio un fogonazo,
como si hubiera llegado al final de la grabación en un instante, por lo que
sólo pude filmar durante unos segundos. En el vídeo se puede comprobar la hora:
eran las 23:17, hora de Egipto. Total, que apagué el móvil y lo guardé en mi
bolsillo.
En
cuanto a los OVNIs, continuaban aproximándose al avión. Cuando estaban ya muy
cerca, pudimos ver que se trataba de dos luces rojas muy grandes, que volaban
unidas por una especie de “barra dorada”. Aquello pasó por encima del avión,
así que durante unos instantes dejamos de verlo, y luego apareció por el otro
lado, por la ventanilla que teníamos a nuestra derecha, al extremo contrario
del avión. Nadie tapaba esa ventanilla, así que continuamos viendo el objeto,
que se fue alejando hasta convertirse en lo del principio: una luz blanca con
un punto rojo en su centro. Se alejaba y se acercaba, pero siempre podíamos
contemplarla a través de la ventanilla. Total, que acabamos quedándonos
dormidos. Cuando nos despertamos, ya no estaba. Y a partir de ese momento
aparecía y desaparecía constantemente. Nos volvimos a dormir, y cuando abrimos
los ojos, ya estábamos llegando al aeropuerto de Barcelona. Y ahí seguía el
OVNI. Entonces el avión giró a la izquierda para tomar tierra y el objeto
continuó recto, de modo que lo perdimos de vista.
La voz dijo: “No me
miréis”
Una
vez en el aeropuerto de El Prat, tomaron un taxi hasta la estación de autobuses
de Barcelona, donde debían esperar algunas horas hasta que saliera el primer
bus a Zaragoza. Y aquí viene lo más interesante. F. A. se acordó de la
grabación que había realizado con su teléfono móvil, así que lo sacó del
bolsillo y lo encendió. En la grabación, de escasa calidad, sólo se observan
dos puntos de luz durante unos instantes. Sin embargo, lo sorprendente es que
se escucha claramente una voz de mujer, de aspecto robótico, que dice en tono
imperativo: “No me miréis”. No hay lugar a dudas, la frase es rotunda.
Pero
hay más. Cuando F. A. nos estaba relatando su avistamiento en el vuelo de Air
Europa, el investigador Javier García Blanco tomó su ordenador portátil y
tecleó en Google la fecha del incidente y Egipto. Y sorpresa. En una página web
que recopila casos de OVNIs acaecidos en el país del Nilo (www.ufo-egyptian-hunter.org), encontró que, en
la fecha en que nuestros informantes vivieron su experiencia OVNI -el 20 de
julio de 2007-, desde El Cairo una persona conseguía “capturar” con una
videocámara las evoluciones de dos objetos voladores no identificados…
(Continúa en “Los 20 mejores Expedientes X españoles”).
1. Dibujo que muestra las diversas fases del avistamiento protagonizado por F. A., realizado por el propio testigo.
2. F. A. también trazó un esquema de su siguiente experiencia OVNI, cuando volaba a bordo de un avión que hacía la ruta El Cairo-Barcelona.
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